Hace 15 años, escuché por primera vez la frase “escucha tu cuerpo”. Fue durante mi primer proceso de coaching personal, poco después de cumplir 40 años, un momento clave que me llevó a reflexionar profundamente sobre mi vida. En ese entonces, no imaginaba el impacto transformador que tendría este camino en mi desarrollo personal y profesional.

El camino hacia el autoconocimiento

A medida que avanzamos en la vida, solemos priorizar nuestras responsabilidades y metas, dejando de lado nuestra propia salud y bienestar. En el trabajo, te formas, te especializas en áreas como marketing, finanzas, ingeniería, y liderazgo, pero ¿qué pasa con tu bienestar emocional? Cuando alcanzamos hitos como el matrimonio o la paternidad, solemos olvidarnos de nosotros mismos. En ese momento te preguntas: ¿Dónde estoy en todo este viaje de la vida?

La desconexión entre éxito profesional y bienestar emocional

La educación formal nos prepara para ser expertos, pero a menudo no nos forma en el autoconocimiento y la gestión emocional. Cuando mis hijos llegaron a la pubertad, me enfrenté a la dura realidad de pasar de ser su modelo a ser percibido como su “enemigo número uno”. Este golpe a mi autoestima me impulsó a reflexionar sobre mis emociones y cómo gestionarlas.

“Escuchar a tu cuerpo es el primer paso para comprenderte a ti mismo. Es un camino de descubrimiento que te lleva a tu mejor versión.” — Sergio Gordillo

El despertar a un nuevo mundo: La importancia de las emociones

En una sesión de coaching, me dijeron: “Escucha a tu cuerpo”. Mi mente lógica, entrenada en ingeniería y ciencias, no entendía el significado profundo de esa frase. ¿Por qué y cómo debía escuchar mi cuerpo? Esta fue la pregunta que desencadenó un viaje fascinante hacia el autodescubrimiento.

En ese proceso, empecé a estudiar conceptos que cambiaron mi perspectiva de vida: desde la “biología del pensamiento” y “el universo de emociones” hasta las enseñanzas de Carl Gustav Jung y los principios de la PNL (Programación Neurolingüística). Aprendí que, detrás de cada comportamiento, hay emociones y creencias profundas que nos condicionan.

El ser humano no es racional, sino emocional

El verdadero viaje comienza cuando entiendes que el ser humano no es simplemente racional, sino emocional. Tu comportamiento es una manifestación de tus emociones, y conocerlas te permite crecer. Meditar, escribir, reflexionar y conectar emocionalmente con los demás son prácticas que no solo te permiten sanar, sino también convertirte en la mejor versión de ti mismo.

El autoconocimiento y el impacto en tus relaciones

La introspección y el autoconocimiento son esenciales para gestionar nuestras emociones y mejorar nuestras relaciones. A medida que vas eliminando barreras emocionales y siendo más vulnerable, te acercas a tu esencia más auténtica, lo que te permite conectar con las personas de una forma más profunda.

Este proceso de transformación personal no tiene fin. Cada vez que te despojas de tus miedos y limitaciones, te vuelves más tú mismo, y es ahí cuando empiezas a experimentar relaciones más sanas y enriquecedoras.

Maslow y el camino hacia el propósito trascendental

Maslow lo explica claramente en su jerarquía de necesidades: comenzamos con necesidades básicas como la seguridad y la supervivencia, y luego avanzamos hacia el reconocimiento, el amor y, finalmente, el propósito trascendental. Al alcanzar estos estadios más elevados, dejamos de enfocarnos en el “yo” y comenzamos a pensar en el “nosotros”, en cómo podemos impactar positivamente en el mundo y dejar un legado duradero.

El viaje hacia la mejor versión de ti mismo

Este proceso de transformación solo es posible a través de un mejor entendimiento de quién eres, de cómo gestionas tus emociones y de cómo te relacionas contigo mismo. Solo cuando alcanzamos nuestra mejor versión podemos ayudar a otros a hacer lo mismo.